Paula es licenciada en arte de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Es, además, la tercera de cinco hermanos. Patiperra, como toda su familia. Tímida y corta de genio, prefiere estar detrás de la cámara, que delante del lente. Llegó a la fotografía por accidente, luego que el médico le prohibiera acercarse a los químicos de grabado, por una infección a los ojos. Al salir de la universidad trabajó haciendo clases de fotografía junto a Paz Errázuriz.
Para Paula, la fotografía se sostiene en una contradicción vital: al tiempo que revela y muestra una realidad, también la oculta.
Observadora incansable de la cultura subyacente, su obra indaga en los lazos invisibles que conectan a las personas con sus historias, sus relaciones, con su identidad más profunda.